¿Qué es un contrato de franquicia?

¿Qué es un contrato de franquicia?

Contrato de franquicia

Parece una pregunta obvia, pero en su sentido más amplio la palabra “F” describe cualquier relación con terceros en la que una empresa concede una licencia de su propiedad intelectual clave, como la marca, los derechos de autor de los materiales, cualquier software patentado y sus conocimientos técnicos para permitir que otra empresa reproduzca su forma de operar y vender sus productos y servicios. 

Normalmente se trata de una franquicia de “formato comercial”, pero la relación puede tener distintos grados de control y diferentes nombres, como “socios de JV”, “socios de franquicia” o “licenciatarios”.

El contrato de franquicia también abarcará la prestación de apoyo y formación inicial y continua por parte del franquiciador, así como algunos servicios centralizados. Habrá una larga lista de obligaciones del franquiciado para seguir el sistema y cumplir las directrices. El acuerdo de franquicia también establecerá las principales obligaciones financieras y lo que ocurre cuando la relación llega a su fin.

El acuerdo de franquicia está junto con el manual de operaciones y el plan de negocio: los tres documentos juntos forman la base del negocio del franquiciado, por lo que es esencial que ambas partes comprendan plenamente los términos del acuerdo de franquicia, de lo contrario no tendrán una base sólida sobre la que construir una relación comercial exitosa.

¿Por qué los acuerdos de franquicia son tan unilaterales?

Un contrato de franquicia se diferencia de muchas otras formas de contrato comercial por su carácter unilateral. 

Pero hay una buena razón para ello: al unirse a una red de franquicias y hacer crecer un negocio utilizando la marca, los conocimientos, los productos y el apoyo del franquiciador, el franquiciado está entrando en una relación legal que es muy diferente de los acuerdos comerciales bilaterales. 

El franquiciador tiene que ser capaz de supervisar, auditar y vigilar eficazmente su red de franquiciados para garantizar la uniformidad de la experiencia y las normas de la marca. 

Asimismo, el franquiciador está poniendo su principal activo comercial, su propiedad intelectual, en manos de un tercero, por lo que tiene que haber un compromiso firme de adherirse a las normas y desarrollar el negocio de acuerdo con determinadas normas.

El resultado es que el contrato de franquicia debe ser favorable al franquiciador, pues de lo contrario la red se construye sobre un castillo de naipes. La prueba de fuego para cualquier compromiso sobre las condiciones estándar de un franquiciador es: “¿qué pasaría si este compromiso se diera a todos los franquiciados? 

Si la respuesta es que esto llevaría a una erosión de la capacidad del franquiciador para proteger su propiedad intelectual, cambiar y actualizar su sistema/oferta al consumidor y vigilar y hacer cumplir los estándares de la marca, entonces el compromiso debe ser rechazado – fundamentalmente, este enfoque unilateral beneficiará a los franquiciados que cumplan, ya que significa que los estándares de calidad serán altos, muestra que el franquiciador se preocupa y que los franquiciados con mal desempeño no deberían ser capaces de socavar la red.